
Holanda 2:1 (0:1) Brasil
2 de julio de 2010, 16:00 – Estadio Nelson Mandela Bay, Puerto Elizabeth
Asistencia: 40.186 espectadores
Árbitro: Yuichi Nishimura (Japón)
Goles: Felipe Melo 53′ (autogol), Wesley Sneijder 68′; Robinho 10′
Holanda que llegó a este Mundial sin levantar mucha expectativa se clasificó a las semifinales del Mundial del fútbol por tercera vez en su historia, luego de lo logrado en 1974 y 1978 por aquel equipo que pregonaba el fútbol total y que se conoció como la “naranja mecánica”; y para ello derrotó quizá de forma injusta a Brasil por 2 a 1 y remontando el marcador.
Holanda que ya le había ganado a Brasil en el Mundial 1974, necesitó 36 años y ocho mundiales para infligir a Brasil una nueva derrota, que deja al equipo ‘Orange’ en semifinales y devuelve a casa a un equipo que avanzaba en el Mundial de Sudáfrica con paso de favorito.
Brasil había eliminado a Holanda en idénticas fases de octavos de final de los Mundiales de Francia’98 y Estados Unidos’94, y hoy los de Bert Van Marwijk se comieron fría la venganza.
Con esto resultado Holanda acumula 13 victorias consecutivas en este Mundial de fútbol; 8 en la fase de clasificación Europea y 5 en esta fase final.
La magia de la dupla Wesley Sneijder y Arjen Robben, y la desgracia de Felipe Melo, que volvió a jugar, puso un impecable pase para el gol de Robinho, pero anotó en meta propia y se fue expulsado a los 77 minutos, resumen el vaivén de un partido, por momentos bronco, por momentos de alto voltaje, que tiene gran historia.
Con similar actitud fría los holandeses se deshicieron de los brasileños en el Mundial de 1974, disputado en Alemania, la misma selección de Johan Cruyff, que recién criticó con dureza el juego de los pupilos de Dunga.
Ni pirotécnico, ni de desbordada técnica. Holanda planteó desde el pitido inicial un juego provocador de constante roce personal que en pocos minutos enseñó un partido cortado por las faltas.
Los brasileños entraron en un juego premeditado y perdieron los papeles.
A los ocho minutos le fue anulado un gol a Brasil por una posición adelantada muy apretada, posición irregular de Robinho al momento de partir el pase de Daniel Alves.
Pero a los 10 minutos, Robinho comenzó a tallar su condición de figura del encuentro al recibir libre de marca un pase profundo desde el punto central de la cancha lanzado por Felipe Melo, el balón llegó a la media luna del área, Robinho avanzó sin custodio a la vista y con pierna derecha y remate seco sin dubitar de primera batió a Maarten Stekelenburg.
Dirk Kuyt tuvo el empate un minuto después pero su disparo al vertical derecho desde la banda opuesta fue desviado al córner por Julio César.
A continuación se vio una sucesión de duras fricciones entre piernas azules y naranjas. Por momentos parecía que el árbitro japonés Yuichi Nishimura perdía el control.
Apenas una tarjeta amarilla para Heitinga y Michel Bastos en el primer tiempo, poca muestra para tanta hostilidad que apenas era interrumpida por los destellos de técnica de los brasileños.
Pases cortos, rápidos, triangulaciones con la participación activa de Robinho, Luis Fabiano y Kaká, que en el Mundial de Sudáfrica ha dejado de lado el papel de figura para vestir el mono de trabajo.
La jugada más vistosa salió a los 31 minutos. Robinho se deshizo en una baldosa de De Jong y Van der Wiel, dejó también a Heitinga, y cuando caía por el roce, pasó el balón a Luis Fabiano, que de tijera sirvió en el centro del área a Kaká; este lanzo su clásico remate en parábola hacia la escuadra izquierda a donde voló con acrobacia Stekelenburg para ahogar el grito de gol.
Y más combinaciones acrobáticas a las que se sumaron Daniel Alves y Luis Fabiano, o apariciones fantasmagóricas que pudieron terminar en gol como la de Juan con un remate por encima del horizontal, o la de Maicon que anidó el balón en la red exterior con un potente remate.
Esta jugada que cerró el primer tiempo hizo recordar el cuarto gol de la victoria por 4-1 de Brasil sobre Italia en el Mundial de México’70, en el cierre de ese capítulo glorioso en el estadio Azteca. Hoy Daniel Alves fue Tostao pero Maicon no tuvo la suerte letal de Carlos Alberto.
A los 55 minutos pase de Arjen Robben a Wesley Sneijder, quien centra desde la derecha el balón con pierna zurda al área brasileña; el centro no parecía complicar, pero en el aire chocaron por falta de comunicación Felipe Melo y Julio César y la bola siguió mansamente hacia el arco, empate injusto, pero así es el fútbol. Tremendo error compartido, dolor para el portero que poco había sido exigido y que es considerado el mejor del mundo y nueva decepción para el centrocampista, malquerido por su juego truculento y quien ahora anotaba en propia puerta.
Brasil no fue más el mismo, sus zagueros quedaron contagiados de una parálisis que tuvo otra nefasta consecuencia trece minutos después.
Córner desde la derecha impulsado por Robben, doble cabezaso ante la mirada de los brasileños, primero de Dirk Kuyt y después de Wesley Sneijder para anidarla en el fondo de la red, establecer la remontada y comenzar a sentenciar el partido que se anunció como una final adelantada.
En los últimos minutos, Brasil estaba lanzado al ataque, Lucio era centrodelantero y Holanda, que seguía jugando igual, estuvo varias veces a punto de convertir el tercero. Dunga no tenía Plan B: su único cambio fue sacar a Luis Fabiano —que no la había tocado— para poner a Nilmar y no funcionó,
El Brasil de Dunga, que con tantas críticas de la prensa llegó a territorio sudafricano, pero que iba acallando con resultados las voces de los críticos, cayó hoy sin poder administrar un resultado favorable, en la misma fase que Francia les expidió el boleto de vuelta hace cuatro años, en el Mundial de Alemania.
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Categorías:Actualidad
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