Después de casi tres años de sequía, Boca Juniors tiene el 24° título nacional de su historia allí, al alcance de la mano. Al momento de escribir este artículo, el Xeneize sigue invicto y le lleva ocho puntos a Racing Club, su único escolta, cuando quedan 12 por jugar. La clave de su gran campaña es una defensa prácticamente inexpugnable, que en 15 partidos ha permitido apenas tres goles, una marca inédita para un arranque de torneo en el fútbol argentino.
Como si fuera poco, nadie ha logrado anotarle más de un tanto en lo que va del Apertura. Pero lo curioso aparece al poner estas cifras en contexto: en el campeonato anterior, también bajo la conducción de Julio César Falcioni, Boca recibió en 19 encuentros 22 goles, 11 de ellos en las últimas 10 jornadas, lapso en el que no perdió. La pregunta, entonces, se cae de madura: ¿Qué cambió para qué aquella defensa frágil, a la que incluso le convertían seguido en jugadas a balón parado, se haya transformado en la piedra angular de un equipo casi campeón?
Para muchos, la respuesta también se cae de madura: el regreso al club de Rolando Carlos Schiavi, quien es su primera etapa en Boca, entre 2001 y 2005, ganó dos campeonatos locales y cinco internacionales, entre ellos las Copas Libertadores e Intercontinental en 2003. “Decir que soy el gran responsable es un análisis injusto e incompleto”, afirma el zaguero de 38 años. “Yo vine a aportar lo mío, pero acá había futbolistas de gran nivel y eso facilita todo. Hoy el equipo entero defiende mejor”, completa el central, quien acaba de cumplir 200 partidos con la camiseta azul y oro.
A la luz de los resultados, ahora se entiende aquel insistente pedido de Falcioni para que el Flaco se sumara al plantel a principios de año, primero, y a mediados después. El entrenador, que hace de la solidez el sello distintivo de sus equipos, sabía que era la pieza que le faltaba a su esquema defensivo. De hecho, reunió así a Schiavi con Juan Manuel Insaurralde, una dupla central probada y confiable: entre Boca y Newell’s Old Boys, el club anterior de ambos, jugaron juntos 66 encuentros, 32 de los cuales terminaron con el arco en cero. “Es uno de los tres mejores defensores con los jugué”, reconoce abiertamente Rolo.
Un líder ganador
Además de firmeza en la marca, su excelente juego aéreo y su gran remate de pierna de derecha, Falcioni buscó otra virtud de Schiavi: su voz de mando. “Uno no nace con el don de líder, es algo que se forma con los años, con los partidos”, dice el capitán xeneize, quien ya tiene más de 500 contando las presencias internacionales. “Es una presión extra y linda a lo que ya estoy acostumbrado”, agrega.
Esa personalidad le permitió destacarse siempre. Si bien se formó en las inferiores de Newell’s, debutó en 1993 en Argentino de Rosario en Tercera División. Tras perder una final por el ascenso a Segunda (1995), pasó a Argentinos Juniors, con el que logró subir a Primera (1997). Luego de aquella etapa exitosa de Boca, llegaría en 2005 el ansiado salto a Europa para jugar en el Hércules de España. Si bien completó 33 partidos, se alejó tras una temporada. “Reconozco es que es una espina no haber jugado más tiempo allá, pero así se dio mi carrera. No me arrepiento”, admite del defensor de 1,91 metros de altura.
Schiavi regresó a Sudamérica para vestir la casaca del Gremio de Brasil, donde ganó un campeonato estadual pero debió jugar uno sus partidos más difíciles, la final de la Libertadores 2007 frente a su Boca. “Uno es profesional y no puede pensar que enfrente está el club del que es hincha, sino en la camiseta que lleva puesta, que merece todo el respeto”, rememora. Su posterior paso por Newell’s, donde se transformó en el defensor más goleador de la historia del club, se vio interrumpido por un breve préstamo a Estudiantes de La Plata, con el que ganó la Libertadores 2009.
Argentina, Boca y después…
Durante ese 2009, además, le llegó a los 36 años su primera vez con la selección, cuando Diego Maradona lo convocó para las últimas cuatro jornadas del clasificatorio para la Copa Mundial de la FIFA Sudáfrica 2010. “Es cierto que me hubiera gustado tener oportunidades antes, pero en mi puesto estuvo mucho tiempo Roberto Ayala. Y si bien me ilusioné con ir a Sudáfrica, sabía que era difícil”, confiesa.
Debido a su gran momento en Boca, hubo quien que lo pidió para ajustar los desacoples defensivos del seleccionado de Alejando Sabella, su técnico en Estudiantes. “Yo no soy la solución. Alejandro le da mucha confianza al jugador, y tanto en la selección como en el fútbol argentino hay buenos futbolistas para revertir la situación. Ganar en Colombia era importante para que lo dejaran trabajar tranquilo”, analiza.
Schiavi sabe que en un futuro no muy lejano será ayudante de campo de la dupla Martín Palermo – Roberto Abbondanzieri, pero por ahora sólo disfruta de su dulce presente. “Imaginé que iba a ser más difícil por lo que estaba viviendo el club. Sabía que arriesgaba mucho, pero por suerte me está yendo bien”, exclama. ¿Y luego? “Aún no sé… Pensé que iba a retirarme en Newell’s, pero hacerlo acá sería cumplir mi último sueño como jugador. Ojalá lo corone con el campeonato”.
Fuente: FIFA.com
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Categorías:Actualidad
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