Como buen padre, David Beckham acudió a un partido de niños de siete años para ver jugar a su hijo Romeo y apoyar con su aliento tanto a su retoño como al equipo. Toda iba bien hasta que el árbitro expulsó a uno de los compañeros de Romeo por una falta. La roja le pareció bastante rigorista y excesiva a Beckham, quien se enojó por la actitud del silbante y comenzó a reclamarle su decisión, pues alegó que antes de disparar tarjetas el colegiado tiene que aprender a dialogar con los pequeños.
Sin embargo al nazareno no le causaron simpatía los reproches de Beckham y también lo expulsó. Lo obligó a que abandonara las instalaciones y hasta que no se fuera no reiniciaría el juego. En su función de papá de Romeo, Beckham acató y se salió, aunque regresó una vez que se reanudó el encuentro.
“Era el equipo más pequeño del club en el que juega Romeo, cuando el árbitro expulsó a un niño y yo le dije al árbitro que no podía hacer eso. Parece que el árbitro se consideraba a sí mismo el rey en su propio campo. Me miró y me dijo: «Yo, sí puedo». Él se acercó a mí y me enseñó la tarjeta roja. Me dijo que me fuera del campo. La puerta estaba a sólo 20 metros de distancia; yo esperé y volví a entrar para ver el partido de mi hijo cuando empezó de nuevo”, comentó David Beckham en El show de Jonathan Ross, declaraciones recogidas por Eurosport.
Fuente: futbolsapiens.com
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Categorías:Actualidad
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