Zambia campeón de Africa a los 19 años de una tragedia

27 de abril de 1993, Libreville (Gabón). El avión de la selección nacional de Zambia, de camino a Senegal para disputar un partido de clasificación para la Copa Mundial de la FIFA 1994, se hundió en el océano Atlántico, a unos 500 metros de la costa. No hubo ningún superviviente, si exceptuamos el caso del capitán Kalusha Bwalya, que tenía previsto viajar a Senegal por su cuenta desde Eindhoven, donde jugaba en las filas del PSV.

2 de febrero de 2012, Libreville (Gabón). La selección de Zambia conquista su primer título de campeona de África al cabo de una tanda de penales antológica contra Costa de Marfil. Kalusha Bwalya, actualmente presidente de la Asociación Zambiana de Fútbol, apenas se lo puede creer. Casi 20 años después de la tragedia que le robó a sus amigos, la emoción es inmensa: “Doy gracias a Dios por haber vivido este momento. Llevaba esperando desde 1993 para ver ganar a Zambia la Copa Africana de Naciones. Ahora ya lo he visto”, explicó emocionado.

Bwalya reconoció que se implica muchísimo con todo lo que rodea a los Chipolopolo; tal vez incluso más de la cuenta: “Como presidente, debo admitir que tengo mucha tensión, porque me siento responsable de todo lo que pasa. ¡Algunas veces, probablemente, quiero hacer demasiado!”. Gracias a esa dedicación, pudo vivir desde dentro la progresión de los suyos en Guinea Ecuatorial y en Gabón; y compartió con ellos su experiencia, por muy dura que fuese.

Zambia disputó la fase de grupos en Guinea Ecuatorial y no en Gabón; un detalle que tuvo su importancia. “Para jugar en Libreville, necesitábamos llegar al menos a semifinales, lo que ya de por sí era una misión de gran envergadura. Pero en cierto sentido, eso aportó una motivación adicional a los chicos”, resaltó el ex jugador del PSV.

Algo en el ambiente
Una vez en Libreville, toda la plantilla se dio cita en la playa cerca de la que ocurrió la tragedia, a petición de Kalusha. “Quería establecer una conexión entre las dos selecciones, entre el pasado y el presente. Quería que se produjera un cambio de testigo, que los jugadores de este año rindiesen un homenaje a los de 1993. La ceremonia fue muy emocionante. Me sentí vinculado a las familias de las víctimas; se respiraba algo en el ambiente”, nos contó el hombre que metió 50 goles con la camiseta de Zambia.

Bwalya, visiblemente conmovido, sabe que, en el fútbol, la simbología tiene a veces una importancia capital para que un equipo forme una piña. “Quería que mis jugadores comprendiesen que no eran los primeros zambianos que llegaban hasta aquí”, prosiguió. “Que algunos sacrificaron su vida en el sentido literal del término. Así que dije: ‘hagámosles justicia: si podemos levantar el trofeo por ellos, sería fantástico’. Anhelaban tan profundamente ese título…”.

La química se produjo y envolvió a todo el mundo, incluido el seleccionador, el fogoso francés Hervé Renard. “Ha habido tantas veces que Zambia estuvo en posición de ganar y al final fracasó…”, recordó Bwalya. “Porque, como decimos allá, ‘uno de los chicos se durmió’. En Gabón, la misión de Hervé consistía en mantener a sus jugadores despiertos. Y la cumplió: estuvo ahí, jugando su partido durante 90 minutos desde el banquillo. ¡Eso me gustó!”, señaló Kalu, entusiasmado.

El día de la final, el ex jugador del Club América mexicano volvió a sacar a relucir su experiencia. En concreto, la de la final de la CAN que perdió en 1994 contra Nigeria. “Les dije: ‘Que todo el mundo salga a jugar y a divertirse. Y nada de nervios. Si hay un día que debéis aprovechar al máximo, es éste. Hoy a lo mejor no os dais cuenta, pero dentro de 20 o 30 años comprenderéis lo que quería decir. Lo sé porque yo he pasado por eso’”.

La armonía como mentalidad
Y es que ha sido un grupo el que ha ganado esta CAN; Bwalya no tiene ninguna duda al respecto. “Nuestros equipos siempre han funcionado unidos, en armonía”, aseveró. El episodio en el que Renard llevó en brazos al lesionado Joseph Musonda, para que pudiese celebrar la victoria con sus compañeros, no es más que una muestra. “Musonda es el jugador más veterano de la selección. Siempre tiene ganas, siempre mantiene ese espíritu fabuloso. Se lesionó y todos estábamos tristes por él; le vimos llorar. Estuvo bien que el entrenador le llevase. Pero esa es precisamente la mentalidad que caracteriza a este equipo”.

Una mentalidad que ha movido montañas y que ha hecho que un país entero se volviese loco de alegría. Una emoción indescriptible para Kalusha, a pesar de que él ya era alguien adorado en su patria. “Tras la final, la gente se fue directamente al aeropuerto de Lusaka para esperarnos. Durmieron allí. Había un millón de personas en las calles de la capital, con la bandera en la mano. Incluso ahora, todavía nos cuesta creer que seamos campeones”, concluyó.

Lo que nadie duda es que, estén donde estén, Efford Chabala, Richard Mwanza, Kenan Simambe, Winter Mumba, Samuel Chomba, Whiteson Changwe, Robert Watiyakeni, John Soko, Eston Mulenga, Derby Makinka, Moses Chikwalakwala, Wisdom Mumba Chansa, Godfrey Kangwa, Numba Mwila, Kelvin «Malaza» Mutale, Timothy Mwitwa, Moses Masuwa, Patrick «Bomber» Banda, Godfrey «Ucar» Chitalu, Alex Chola y Wilson Sakala tuvieron que oír cómo el pueblo zambiano expresaba su alegría a gritos el 2 de febrero. Y desde luego, seguro que les gustó que Kalusha siguiese estando ahí para representarlos.

Fuente: FIFA.com



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