De nuevo el fútbol vuelve a sorprendernos, en esta ocasión en el aspecto más negativo. Los ultras del Genoa fueron los responsables de que el árbitro Paolo Tagliavento tuviera que suspender durante cuarenta minutos el partido entre Genoa y Siena, cuando los visitantes ganaban 0-4.
En el minuto ocho de la segunda parte, el entrenador del Genoa se dispuso a realizar un cambio defensivo. Justo en ese momento, el sector más radical del equipo invadió la tribuna y lanzaron bengalas al campo. Mientras tanto, gritaron e insultaron a sus propios jugadores pidiendo sus camisetas, puesto que, según ellos, no merecen vestirlas.