La Bundesliga alemana de fútbol festeja sus 50 años de vida con clubes en sólida salud financiera, estadios llenos y partidos espectaculares, aunque para ser un ejemplo a seguir le falta que sus equipos jueguen «siempre» papeles protagónicos en los torneos continentales.
El 28 de julio de 1962 se votó en Dortmund la ceración de la Bundesliga por los delegados de la Federación Alemana de Fútbol(DFB). De allí nació el primer campeonato alemán de fútbol, para la temporada 1963-1964.
Cincuenta años más tarde, una sola cifra sirve de testimonio del éxito económico vertiginoso: durante la temporada 2011-2012, las ganancias de los 18 clubes de elite afiliados alcanzó los 2.000 millones de euros ($ 2.500 millones).
Pero más importante aún, la Bundesliga es un gran espectáculo popular, pues en cada partido se junta un prometio de 45.000 espectadores, con picos de hasta 80.521 para el vigente campeón, el Borussia Dortmund, que incluso superó en ese registro al mismísimo Barcelona de Leo Messi.
«La Bundesliga tiene los estadios más modernos y los más seguros del mundo», se felicitó Reinhard Rauball, presidente de la Liga profesional alemana (DFL), durante la ceremonia de celebración de los 50 años de aquel voto fundador.
Cabe aclarar que los hinchas a cambio de su dinero por las entradas reciben cerca de tres goles por partido (promedio) y que los precios de los boletos se mantiene -voluntariamente- moderado, para que se pueda ir a los estadios en familia y apoyar al club de sus amores. La violencia está controlada.
Para cerrar el círculo virtuoso, la calidad de partidos en donde todos los equipos por lo general salen a ganar, incluidos los más débiles, permitió a la DFL vender en abril los derechos de difusión para las próximas cuatro temporadas en 628 millones de euros ($ 785 millones) por año, contra 412 millones en el contrato anterior.
La Bundesliga, además, se dotó de una ley llamada «50+1» que prohíbe a cualquiera poseer más del 50% de las acciones de un club. Imposible, entonces, que un oligarca ruso o los petrodólares árabes desembarquen y hagan lo que quieran a fuerza de dinero, como ocurre en otras ligas, como la inglesa.
El fútbol alemán en general goza de buena salud financiera. El pasivo acumulado de los 18 clubes de Bundesliga equivale, por ejemplo, al del Manchester United inglés.
«Cuando los otros clubes van al banco, van al área de préstamos, pero cuando nosotros vamos al banco, es para ir a la ventanilla de depósitos», había ironizado hace algunos meses Uli Hoeness, presidente del Bayern Múnich, un modelo de gestión en el país.
Pese a que en la temporada 2010-2011 el gigante bávaro acabó sin trofeos, de todos modos logró ganancias por 328,5 millones de euros. Este club dispone de reservas financieras superiores a los 129 millones de euros ($ 161 millones).
Aunque esta moderación económica muestra también algunos límites, porque una vez que los equipos alemanes cruzan su frontera, el éxito no les sonríe en los campeonatos de Europa.
El último título de Champions se remonta a 2001, con una victoria del Bayern Múnich sobre el Valencia español, aunque los bávaros llegaron dos veces más a la final de la Liga de Campeones, perdiendo en 2010 contra el Inter de Milán y en mayo pasado contra el Chelsea, en su propio Allianz Arena.
Esta tendencia tal vez se deba a la poca afuencia de grandes estrellas a la Bundesliga, siempre prudente en términos financieros y de transferencias.
El jugador más caro de la historia de la Bundesliga es Mario Gómez, por quien se pagó 35 millones de euros ($ 43 millones), muy lejos de los 94 millones que el Real Madrid le giró al Manchester United por Cristiano Ronaldo, o de los 110 millones de euros ($ 137 millones) que invirtió el PSG para contratar a Ibrahimovic y compañía.
Fuente: AFP
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Categorías:Actualidad
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