La plantilla ya no cree en el «Tata» Martino

El Tata Martino no seguirá como técnico del FC Barcelona la próxima temporada salvo que la situación dé un giro radical, algo impensable en estos momentos. Hace tiempo que la idea le ronda la cabeza. Si no se puede cambiar a todos, es más fácil cambiar a uno, ha dicho en alguna ocasión a sus íntimos amigos.

No ha podido o no ha sabido sacar el rendimiento a una plantilla ganadora, pero ya carente de hambre y a la que le cuesta mantener el nivel competitivo partido tras partido. Una situación que en su momento leyó perfectamente Guardiola, motivo por el cual decidió dejar el equipo antes de que el tsunami le arrastrara también a él.

El Tata se ganó a la plantilla cuando llegó a Barcelona
Gerardo Martino se ganó de entrada a un grupo que vio en él una excelente persona sin mayor interés en cultivar su ego y que venía dispuesto a sumar. Siempre alabó a la plantilla en público, asumió culpas y se mantuvo en un segundo plano cuando tocó, como el día en que se conquistó la Supercopa.

La plantilla aconsejó el cambio en algunos métodos
Las cosas se fueron torciendo con el paso del tiempo. Algunos métodos no fueron del agrado de una plantilla acostumbrada a otra forma de trabajo. En plena era de tablets, el boli y el papel están fuera de lugar. Uno de los caballos de batalla ha sido la preparación física. Con El Tata todos debían hacer los mismos ejercicios, cuando en otras temporadas la preparación física estaba personalizada. Es decir, Song e Iniesta, por ejemplo, no pueden trabajar de la misma manera. Y los jugadores se lo dijeron.

Se entrena sin intensidad, se juega sin intensidad
Un mal que ya venía de la campaña anterior y que no se ha corregido. Al equipo se le ha achacado falta de intensidad, pero no ha sido más que un reflejo de cómo se ha ejercitado el equipo. Poca intensidad en las sesiones,en las que en algunas ocasiones los jugadores se pasaban un buen rato parados mientras les tocaba el turno de hacer su ejercicio. También se lo dijeron al técnico. Pero también falta de intensidad porque el técnico no ha corregido como debiera a los futbolistas cuando cometían errores. Ahí Pep no les dejaba en paz.

No pudo aplicar sus planes de mejora en el juego
El técnico quiso aportar sus mejoras a un equipo con una filosofía implantada en lo más profundo. Sorprendió a los jugadores y también al entorno. El Tata quería más verticalidad, pases largos desde la defensa o rápida salida al contragolpe. Conceptos interesantes para un equipo al que los rivales ya se conocen al dedillo.
Pero unas mejoras que iban en contra de las características de algunos de sus hombres claves. El entorno, léase la prensa, puso el grito en el cielo ante los cambios con un debate feroz en todas las tertulias que abortaron todas las buenas intenciones del técnico.

Nunca ha tenido plena confianza en Iniesta
El Tata considera que Andrés es un jugador excepcional, pero no le reconoce el estatus de crack que tiene en esta plantilla. Y se vio desde el principio, cuando en los primeros partidos le dejó más de la cuenta en el banquillo.

Cuando quería un equipo más físico, Iniesta no daba con el perfil. El de Fuentealbilla siempre ha estado desorientado con su entrenador, consciente de esta falta de confianza. El punto culminante se produjo el pasado miércoles cuando le sentó en el Vicente Calderón.

Pedro sigue sin saber cuál es su rol en este equipo
La situación de Iniesta es perfectamente aplicable a Pedro Rodríguez. El tinerfeño ha visto como su entrenador daba más bola a Alexis que a él. Ha chupado más banquillo de la cuenta, especialmente cuando el técnico ha apostado por su pentágono de centrocampistas, dejando solamente dos puestos para los delanteros. Y ahí se quedó sin sitio porque uno es para Messi y el otro casi para Neymar. Pedro le ha dado muchas vueltas a la posibilidad de dejar el Barcelona.

Falta de un discurso realmente motivador
El Tata no ha sabido cómo motivar a sus hombres. Le ha faltado discurso más allá de la exaltación de la lucha. Después de la derrota en Valladolid, no hubo ni siquiera un reproche a sus hombres y simplemente les instó a que siguieran luchando porque nada estaba perdido. El sábado, después de la derrota en Granada felicitó a sus hombres por el derroche y se quejó de la mala suerte. Otro técnico habría hecho lo mismo, pero inmediatamente después les habría recriminado su pésima primera parte.

San Sebastián fue el punto de inflexión con el grupo
Nadie entendió su planteamiento. Después de confiar en los jugones frente al Manchester City y apostar por aquello a lo que realmente sabe jugar este equipo, dio marcha atrás y volvió a refugiarse en el músculo. A partir de ahí ya nada fue igual.

Los partidos no se preparan como se hacía antes
Una de las virtudes de Guardiola y Tito era el profundo estudio que hacían de sus rivales. Pep preparaba los entrenamientos previos en el campo simulando el ataque del rival y cómo debían hacer para frenarle. Además, mantenía reuniones por líneas en la previa o el mismo día de partido para explicar lo que debían hacer. Actualmente, se hace muy poco de esto.

Demasiada permisividad con Leo Messi
El Tata justificó que su compatriota prácticamente se paseara por el Calderón el pasado miércoles. Una permisividad que se ha trasladado a algunos entrenamientos en los que ha hecho la vista gorda cuando el futbolista ha optado por entrenarse a un ritmo diferente al resto.

Fuente: marca.com



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