Tuits de Conmebol ponen en duda la presencia de River en la final de la Libertadores

Boca Juniors y River Plate jugarán por el título de la Copa Libertadores-2018 en una final inédita cuyo desenlace se convertirá en la primera página en la historia del vencedor y que será una cruz para el derrotado.

Pero el Superclásico del siglo también plantea un desafío para el comportamiento de los hinchas, la seguridad y para la Conmebol, que a lo largo de esta edición del certamen quedó marcada por varias desprolijidades.

La final estaba fijada originalmente para el 7 y 28 de noviembre. Pero el segundo duelo coincidía con la antesala de la cumbre de líderes del G20, lo cual mantendrá a las fuerzas de seguridad ocupadas en la protección de los mandatarios más poderosos del mundo.

Fue así que la entidad rectora del fútbol sudamericana modificó las fechas. Ahora, el primer duelo será el sábado 10 en el estadio La Bombonera de Boca y el segundo el sábado 24 en el Monumental de River. Ambos partidos se jugarán desde las 4 de la tarde.

Además, la Conmebol advirtió el jueves que la disputa de la final está sujeta a un fallo de su unidad disciplinaria ante un reclamo de Gremio contra el técnico de River Marcelo Gallardo por violar una suspensión que le prohibía ingresar al vestuario y dar indicaciones a su cuerpo técnico desde la tribuna. Según el club brasileño y actual monarca continental, la presencia del estratega en el vestuario durante el entretiempo fue determinante para que sus dirigidos revirtieran el marcador y vencieran 2-1, por lo cual exigen jugar ellos la final.

Es poco probable que el resultado se modifique, pero el ‘Muñeco’ Gallardo se expone a una dura sanción y podría directamente tener prohibido el ingreso a los dos estadios.

Antes de consumarse el cruce entre los gigantes del fútbol argentino, el presidente Mauricio Macri pecó de ingenuo con una confesión que hoy adquiere otra dimensión. Hincha de Boca, al que presidió con éxito durante más de una década, Macri aseveró: “Yo lo reconozco: estoy nervioso. La verdad es que prefiero que gane un brasileño para no tener esa final. Serían tres semanas de no dormir”.

La final no sólo le representa un desafío como hincha, sino sobre todo como mandatario en un país apasionado por el fútbol, hasta los límites de la violencia.

En la antesala de la cumbre de líderes del G20, que reúne a las economías más poderosas del mundo, el 30 de noviembre y el 1 de diciembre, el gobierno argentino buscará evitar por todos los medios que un acontecimiento futbolístico ponga en duda su capacidad de garantizar la seguridad.

Por ello el duelo Boca-River se jugará sin público visitante, como viene sucediendo en los últimos tiempos. Pero no por ello las fuerzas de seguridad pueden relajarse, ya que los festejos posteriores del ganador también pueden detonar incidentes.

Fuente: AP



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