Habitual caos institucional, mal que aleja a Barcelona SC de títulos

Problemas hubo siempre. La huelga de futbolistas de 1975 es un capítulo sombrío. “La penuria económica no ha permitido a los directivos financiar a Barcelona, y varias obligaciones contraídas con los jugadores y técnico no han sido cubiertas en su totalidad”, dijo Diario El Universo el 9 de abril de ese año sobre el origen del paro que terminó con la dimisión del presidente Mario Moncayo Merino.

La rebelión del equipo, inconforme con las destituciones del técnico Luis Santibáñez y del uruguayo Alfredo de los Santos, tras un empate a 3 en Guayaquil, en el debut de la Copa Libertadores de 1986, es otro momento siniestro en la vida institucional amarilla.

Aquella vez también renunció un presidente: Galo Roggiero, quien al irse advirtió que “elementos nacionales y extranjeros, ajenos al club, han alterado la disciplina en el plantel de jugadores, olvidándose que tanto presidente como jugadores somos transitorios en la vida de la institución, ofendiendo la camiseta que el pueblo les ha colocado sobre los hombros”.

Problemas hubo siempre en Barcelona, pero por la frecuencia de estos, por nivel de gravedad, por la irresponsabilidad de quienes los causaron, los sufridos en el siglo XXI superan la capacidad de asombro. Y lo peor: vivir en crisis casi permanente ha repercutido en el plano deportivo. A la par de los peores trastornos institucionales llegó la era en que menos coronas nacionales ganó Barcelona (2), que vivió la más larga sequía de títulos (15 años).

El nuevo milenio ha atestiguado bochornos como estos: un año con siete técnicos, un presidente instalado en Madrid, a 9022 km de Guayaquil; otro que duró 24 horas en el cargo, varios que no completaron sus periodos, algunos que asumieron esa dignidad sin que ningún socio votara por ellos. O absurdos como estos: un vicepresidente financiero que no supo cuánto debía el club, renuncias masivas en el directorio y aparición, en tiempo electoral, de oportunistas con discursos demagógicos. Tres periodistas hablaron con este Diario de las causas y efectos de los líos de los toreros .

‘Imposible’ y ‘anormal’ no saber monto de la deuda

Entre los desbarajustes institucionales que han caracterizado a Barcelona en el siglo XXI algunos están relacionados con una distorsión respecto a lo que representa este club de fútbol, que cumplirá 95 años el próximo 1 de mayo. José Francisco Cevallos, penúltimo presidente, lo calificó como “marca política”, y bajo tal convicción repitió lo que varios antecesores suyos: mezclar a Barcelona en temas de orden político.

Si hubo presidentes que fueron diputados, asambleístas, ministros, administradores de empresas públicas, Cevallos fue, al mismo tiempo que ocupaba el cargo más alto en Barcelona, gobernador del Guayas y también precandidato a la prefectura provincial.

En el nuevo milenio las deudas tienen al borde del colapso a Barcelona, sin que aún se conozca el monto real de la misma. Se multiplican las demandas multimillonarias de paquetes contratados por las dirigencias del siglo XXI. En la era de mayor desorden institucional de los amarillos, la época también tuvo dos veces a los toreros muy cerca de irse a la serie B: en el 2000 y en el 2009.

“Barcelona ha sido manejado como un comité barrial, como un club de barrio. Una persona dispone en lo administrativo, económico y financiero y no rinde cuentas a nadie. Desde la época de Isidro Romero nadie ha rendido cuentas a los socios. Los informes han sido diminutos, como que si fueran los reportes de una tienda de barrio y ahí se acabó. Barcelona es un caos total”, opina Ricardo Vasconcellos Rosado, columnista de la sección Marcador.

¿Las dificultades dirigenciales afectan en lo deportivo y en los acuerdos de patrocinio?, se le consultó al también historiador, autor de Los forjadores de la idolatría (de Barcelona).

Esto respondió: “Es indudable que un club en problemas, que es demandado semanalmente, amenazado con ser suspendido, con ser embargado, no puede rendir en lo técnico porque también hay deudas con los jugadores. No se pagan primas, premios, sueldos, y en ese caos el equipo no puede rendir, no puede estar tranquilo”.

Agregó Vasconcellos Rosado: “Esa es la razón por la que Barcelona siempre anda en estado de desastre y esa situación económica inestable hace que los auspiciantes se retiren o se abstengan de entregar beneficios económicos, negocios, transacciones, contratos. Así es imposible que Barcelona pueda obtener acuerdos rentables”.

Respecto al misterio sobre el monto de la deuda torera dijo: “Es imposible que no se sepa, porque los clubes son empresas comerciales. Decir que son instituciones sin fines de lucro es mentira. Barcelona es una entidad con fines de lucro y como cualquier empresa está obligada a saber cuánto es su patrimonio, cuánto debe, cuánto debe pagar, recibir. Pero aquí no se sabe nada. Es imposible que una empresa cualquiera, que genera 20 millones de dólares al año no sepa cuánto debe”.

Mientras, Mario Canessa, de radio Caravana y también columnista de esta sección, analiza: “Barcelona es una institución con problemas estructurales, sobre todo financieros y de organización. Además, hubo renuncias y abandonos de cargo, un tema serio que no se ha podido superar. Creo que la base para que sigan teniendo problemas es que no atinan a encontrar una estructura financiera que pueda solucionar los inconvenientes de fondo”.

Canessa estima que las dificultades institucionales influyen en lo deportivo y comercial. “Eso genera un rebote. Pese a ser Barcelona la marca más reconocida en el país, pocos quieren invertir. Pero el club, por suerte, ha soportado estos impactos. Los auspiciantes han invertido y de ingresos no se puede quejar Barcelona, porque siempre hay auspiciantes y derechos de televisión que pagan muy bien, el problema es la calidad del egreso”.

El comentarista cree que “no es normal” que en Barcelona no se sepa la cifra de la deuda. “Lamentablemente la estructura que han manejado es la del silencio, la de las reservas. Nunca se pudo definir exactamente cuál es el pasivo. No me sorprendería que tras la auditoría la deuda rebase los $45 millones. Hay que ser muy valiente para estar sentado en el escritorio manejando recursos que no alcanzan para pagar deudas que salen todos los días”.

Alberto Sánchez Varas, historiador y periodista deportivo, opinó que “no ha existido orden en las transiciones de una directiva a otra. Esto viene sucediendo desde hace algún tiempo, y hay falta de control de los organismos de nuestro fútbol sobre los clubes”.

“Hay empresas que apoyan, pero podrían ser más si hubiera una mejor forma de administrar los recursos de Barcelona”, dijo Sánchez Varas.

Fuente: eluniverso.com



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