Recuerdo cómo resoplábamos, cómo cabeceábamos, cuando en el patio del colegio, tras una de aquellas derrotas contra los mayores, nos repetían por enésima vez aquello de que lo más importante es participar para intentar templar los ánimos.
Recuerdo cómo resoplábamos, cómo cabeceábamos, cuando en el patio del colegio, tras una de aquellas derrotas contra los mayores, nos repetían por enésima vez aquello de que lo más importante es participar para intentar templar los ánimos.