
Édison Méndez, histórico de la selección ecuatoriana de fútbol, atendió al periodista Pepe Mera para el programa «Un toque de fútbol» y se refirió a su debut en La Tri contra Brasil y admite que lo invadió el miedo y la ansiedad.
«Yo debuté contra Brasil. Me paré en la cancha y dije que esta oportunidad no le iba a tener más. Pensé en mi familia, en mi madre que no quería que lave más ropa, yo quería que mi familia tenga una vida mejor», expresó.
Luego, agregó: «A mí me convocaron antes contra Bolivia, me tuvieron calentando desde el minuto 5 porque Marlon Ayoví jugaba de 5 y algo le pasó. Y yo decía, ‘Bolillo, ni me vea’. Yo sudaba. Era Bolivia, pero estaban Aguinaga, estaban mis ídolos. Calenté como 89 minutos y más bien quería que juegue Zamora y no yo. Eran los nervios».
«Llega el juego contra Brasil y supe que ahí debe aprovechar. A ver, el miedo se va. En la vida es normal, pero el miedo no te traiciona. Me daba ansiedad, yo recuerdo que yendo al estadio me paraba del bus, me sentaba, así estaba yo. Y bueno, yo sentía admiración (de ver a los jugadores de Brasil), pero teníamos un entrenador con experiencia, que decía que no podíamos ser amigos con ellos y había que ganarles», sentenció Kinito.
También recordó la tragedia de cuando era niño: Su hermano murió atropellado y ‘Kinito’ estuvo en terapia intensiva por muchos meses.
«Yo soy un milagro de Dios. A mis 8 años de edad, mi papá nos había comprado una pelota. Cuando sale de nuestra pared, sale mi hermano detrás del balón y yo atrás de él. Un camión pasa y nos atropellan. Mi hermano murió de contado y yo estuve en terapia intensiva un año y medio», expresó.
Luego, agregó: «Cuando desperté y crecí, fui a despedir a mi hermano. Dolía mucho, porque ya no veías a esa persona. Y bueno, estuve inconsciente mucho tiempo, casi no recuerdo mucho de la vez que estuvimos hospitalizados. Yo juzgaba mucho por lo que nos pasó, pero Dios sabe cómo hace las cosas».
«Estoy seguro que mi hermano está feliz desde el cielo viendo cómo me fue después en el fútbol. Fue duro, mi papá ya no quería saber más de fútbol, me pusieron estudiar. A mí me costó mucho tiempo para caminar. Incluso sigo con fierros en mis pies. Cuando jugué en Europa, a cada rato en el aeropuerto me sonaba eso», relató.
Y sumó: «A raíz de lo que pasó con mi hermano, la única vez que mi papá me alzó la mano fue cuando me vieron jugando fútbol. Él no quería perder otro hijo por la pelota. Pero yo le dije que quería jugar, que quería comprarle una casa a papá. Él me dijo ‘me he de morir y no te veré jugar profesionalmente’. Y sí, él falleció, pero antes de lograrlo, mi papá me alentó. Le diría que me dejó a corta edad, pero que muchas gracias por todos los esfuerzos, él fue muy importante para mí».
Fuente: studiofutbol.com.ec
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Categorías:Actualidad
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